Texto: Marco Expósito Morillas.
La expectación era máxima. San Nicolás se convertía en el epicentro de la Semana Santa ubetense en la tarde noche del pasado día 19 de mayo, víspera de la mariana fiesta de la Ascensión de María. Tras 10 años de intenso trabajo y dedicación, se hacía realidad la bendición de la imagen titular de los hermanos de La Cofradía de Nuestra Señora de las Lágrimas y San Nicolás de Bari, que se anunciaba a las 20:30 de este histórico sábado del mes mariano por antonomasia.
Hay que remontarse a unos días antes, en los que la imagen fue entregada por el joven escultor D. Alfonso Castellano Tamarit en la ciudad de Écija, concretamente el día 13 de mayo en la impresionante Parroquia de Santiago Apóstol. En la torre de esta iglesia, donde reside la cofradía de la Expiración, se preparó un altar con la imagen. Allí se presentó la obra a los hermanos de las Lágrimas en un acto entrañable y se rezó ante ella por primera vez, con la presencia del consiliario de la hermandad ecijana. El escultor cuidó muy mucho esta presentación en la ciudad "de las torres" sevillana que dejó profunda huella en los hermanos que se desplazaron por la imagen.
Tras esta presentación la imagen llegó a Úbeda la misma noche del 13 de mayo, festividad de la Virgen de Fátima, y estuvo celosamente guardada en la Parroquia de San Nicolás para que sólo se contemplase por fin el día de su bendición ya en su sede canónica.
La plaza de la iglesia de San Nicolás a las ocho de la tarde, con esa preciosa luz de la tarde noche, se llenaba de representantes de las diferentes cofradías ubetenses con sus hermanos mayores al frente, así como presidentes de la Unión y Arciprestal. Los hermanos de las de Las Lágrimas llenaban los bancos y las mujeres vestían elegantemente con mantilla española. En el primer banco junto al hermano mayor se encontraba el autor dela imagen. También acudieron a la bendición representantes de cofradías jienneses homónimas. Había un gran ambiente de expectación y casi revuelo. La espera había sido larga, pero el resultado merecería la pena.
El altar en el interior se encontraba preparado, pero la Virgen no estaba aún en él. Ésta llegaría en procesión ya guiada por primera vez por su capataz, Jose Carlos Martos, "Chico" por el pasillo central hasta su ubicación a la derecha del presbiterio. La iglesia lucía preciosa, todos los titulares de otras cofradías que allí se albergan con sus velas encendidas, los bancos ocupados en su totalidad. Los acólitos acompañaban a la virgen y portaban las sagradas escrituras, y comenzaron a sonar las notas de música mientras entraba la preciosa y esperada imagen.
Todo el mundo ponía la vista en el rostro de la virgen, que, desde el primer momento, encandiló a la feligresía. La Virgen tiene una tez blanca, con las rojeces que provoca el lloro. Su mirada es dulcísima y el giro de la cabeza extremadamente sutil y delicado. Las manos finísimas, su mirada irradia bondad y ternura. Contrasta su piel pálida con un pelo moreno. Imagen muy de la escuela cordobesa de la última época, que a nadie dejará indiferente. Un gran trabajo a la altura de la imaginería ubetense, no hay duda.
Transcurrió la celebración con gran participación de hermanos de las Lágrimas y una brillantísima homilía, como suele ser habitual en D. Juan Ignacio Damas, que estaba tan ilusionado y feliz como los propios cofrades con los que ha vivido momentos de desánimo y de esperanza. Se percibía en su actitud y formas de dirigirse a los asistentes esa alegría recogida en la nueva cofradía. Recordó a aquellos que cuando comenzaron a realizar este proyecto "aún no tenían barba" y algunos ya "han perdido el pelo", pero siguen en un proyecto del que se han podido incluso cambiar finalidades e intereses, siempre guiados por un sentido cristiano y de servicio a la parroquia y a la comunidad ubetense en definitiva. Una cofradía es simplemente otra forma más de difundir la palabra de Dios, una forma valiosa de hacerlo. Así lo hizo ver.
Se produjo el momento de la bendición en el que se comenzaron a encender las velas del altar que lucía elegante y sencillo. Este altar se montó con la inestimable colaboración de la cofradía de la Virgen de Gracia que aportó diferentes enseres, a la que se agradeció el gesto con la entrega de un cuadro con la efigie de la nueva imagen al final de la celebración. Algunas hermandades más han ofrecido su apoyo a la nueva hermandad. Después de la celebración los hermanos de la Sentencia entregaron un ramo de flores e hicieron un acto de "apadrinamiento".
La nueva Junta de Gobierno juró sus cargos y se impusieron las medallas a los nuevos hermanos. Se percibió en esta fiesta que la cofradía empieza a coger la enjundia y profundidad que durante años han estado labrando y que están en un buen momento, si bien esto es sólo el inicio de un camino que no parará nunca, ser cofradía es firmar un compromiso. El trabajo no ha hecho nada más que empezar.
Con el rezo de la Salve, acabó la ceremonia.
Gran día para una hermandad que mereció el día ayer vivido, a la que solo podemos decir de nuevo: enhorabuena.
Nuestra Cofradía estuvo presente en el acto, representada por nuestro Hermano Mayor D. Antonio Jesús Hidalgo Campos.